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17 de mayo de 2018

SOBRE MARÍA GUÉRA Y ARTURO MENGOTTI


Entre 1968 y 1971, dos escritores españoles, María Guéra y Arturo Mengotti, madre e hijo, nacidos en Madrid pero de origen suizo, publicaron en la revista Nueva Dimensión (una de las más importantes en la historia de la ciencia ficción, fantasía y terror de nuestro país) una serie de relatos, ocho en total, de una calidad y singularidad muy notables. 


Su primer cuento editado fue «Herencia de sueños», que apareció en el número 3 de Nueva Dimensión (mayo-junio de 1968). Ese mismo año obtuvo el Premio Nueva Dimensión al mejor relato original en lengua española y posteriormente fue reeditado en la antología Lo mejor de la ciencia ficción española (Barcelona, Martínez Roca, 1982), recopilada por Domingo Santos, director también de la revista Nueva Dimensión.

En su breve presentación del relato, Santos señala la peculiaridad de esa colaboración literaria, esa escritura a dúo, poco frecuente por entonces en España, salvo excepciones. En la ciencia ficción anglosajona y de otros países, donde resulta más habitual que dos autores escriban juntos, el caso prototípico es el de un matrimonio de escritor y escritora. Yo no he conocido tampoco, en efecto, ningún otro ejemplo de colaboración madre-hijo.

También dice Domingo Santos que «Herencia de sueños» es el mejor relato de Guéra y Mengotti. Tras la publicación de éste cuento y otros cinco más, «Nosotros amamos la luz», «Cuando deliré», «Aborrece la sal», «No todo mi ser morirá» y «Si podéis penetrar en los gérmenes del tiempo» en un especial que les dedicó la revista, Nueva Dimensión nº extra 5, (enero 1971), y otros dos cuentos, «El hombre de oro», en el número 8 (marzo-abril 1969) y «Se cerraron como un rollo de pergamino», en el nº 23 (junio de 1971), «tuvieron que trasladarse por motivos particulares a Suiza […] y su rastro se perdió allí. Sencillamente desaparecieron, y todos mis intentos de ponerme en contacto con ellos desde entonces han sido infructuosos. Sin embargo su obra publicada ha quedado como una de las más personales aparecidas en nuestro país», explica Santos, en la citada antología Lo mejor de la ciencia ficción española.

Los cuentos de Guéra y Mengotti son de ciencia ficción y fantásticos, casi todos con elementos de terror y a veces oníricos o muy extraños. Su estilo está lleno de imágenes brillantes y coloridas aunque también de visiones oscuras, morbosas, con una atmósfera espesa y decadente. Se trata de narraciones que denotan una lógica inmadurez, en ocasiones con lagunas en su argumento. Pero se pueden considerar el inicio de una obra que necesitaría depuración en textos posteriores. No obstante tienen la espontaneidad de lo primerizo, buenas ideas y consiguen crear muy bien esas ambientaciones opresivas y a la vez seductoras.

 «Herencia de sueños» (1968, Nueva dimensión nº 3), es un cuento de ciencia ficción con las características mencionadas. El protagonista, Thur, pertenece a una humanidad futura (o más bien a una poshumanidad) que ha abandonado una Tierra destruida y desolada para vivir en otra dimensión estelar, que ahora se compone de seres más perfectos y espirituales. Como ellos, Thur es telépata y puede trasladarse instantáneamente en el tiempo y el espacio. Pero él es distinto a sus compañeros, porque añora el pasado, la Tierra, las emociones e incluso las debilidades, defectos y miedos que los humanos tenían antes. Por eso ha regresado. La acción transcurre en Madrid y en un escenario concreto que no quiero desvelar, pero  me parece que seguirá sorprendiendo a los lectores.


«Nosotros amamos la luz» (1971) es la continuación del relato anterior, y nos explica más sobre quién es Thur. Se trata de un cuento con un lenguaje muy sensorial, muy grato de leer para disfrutar del estilo.

En «Si podéis penetrar en los gérmenes del tiempo», (1971), Thur viaja al pasado de la Tierra y reaparece el tema del arte y la pintura.

En cuanto a «No todo mi ser morirá» (1971), la acción se sitúa en un monasterio medieval al que una Nochebuena llega un extraño visitante que viene de muy lejos. Se juega con el tiempo y la intriga se va enredando con los personajes que buscan el monasterio en distintos momentos y finalmente se vincularán entre sí.

«Aborrece la sal» (1971) nos describe un planeta ocupado por una jungla gigantesca y voraz, con un sol abrasador y atardeceres maravillosos en su colorido. Allí viven dos mellizos, chico y chica, huérfanos de madre. Vemos la historia desde su ingenuidad, su desamparo frente a un padre frío y maltratador, y su soledad en un mundo que están tratando de colonizar ellos tres,  ya que los demás colonos se han ido. Para dominar el planeta, el padre utiliza la sal. Los chicos son los únicos capaces de percibir una misteriosa, furtiva melodía que les llama, desde algún lugar de ese mundo inhabitado. Resulta curioso el cambio de roles de poder en la historia: del padre maltratador al hijo varón, que intenta ejercer su autoridad masculina sobre la hermana, algo que podíamos esperar, pero con un final en el que nos aguarda una valiente vuelta de tuerca.

«Se cerraron como un rollo de pergamino» (1971) es una narración sobre un pintor mediocre que se hace famoso al crear un cuadro alucinante, una imagen que se le ha aparecido en sueños y que, una vez trasladada al lienzo, va dejándole ciego. La sorpresa final es impactante. El relato se cerrará con palabras del Apocalipsis, Libro de las Revelaciones.

Merecería la pena recuperar todos los cuentos de Guéra y Mengotti, difíciles de encontrar en sus ediciones originales, para hacer  una nueva publicación en papel o digital. Su historia literaria es muy semejante a la de otros autores y sobre todo autoras de la época que publicaron uno, dos o varios relatos y cuyo rastro luego se perdió por completo.

En este caso he podido recuperar su pista gracias a las aportaciones de varios familiares de estos dos escritores, con quienes contacté o me contactaron por Internet.

Después de poner en mi blog un anuncio indicando que los buscaba, me escribió la hija de Arturo Mengotti y nieta de María Guéra, llamada Alexandra Mengotti, que reside en Centroamérica. Ella me informó del fallecimiento temprano de su padre y posteriormente de su abuela. También de la pasión de ambos por la literatura y la ciencia ficción, y del fuerte vínculo afectivo que unía a madre e hijo. Arturo Mengotti trabajó en cargos directivos en la Cruz Roja Internacional y en ACNUR, lo que le llevó a viajar mucho, por Europa, América (residió en varios países de Centroamérica) y África . En El Salvador conoció a una mujer salvadoreña, con la que se casó (por cierto, en Angola). De ese matrimonio es hija Alexandra Mengotti. Posteriormente la familia se trasladó a Europa, a Morges, Suiza, donde se reunirían con María Guéra, que hasta entonces había permanecido en Madrid. Después Arturo, su esposa e hija  se trasladaron a Honduras. En 1987, Mengotti viajó a Malawi, donde falleció en un accidente de coche, el 21 de diciembre. Según cuenta Alexandra, Arturo era un hombre tímido y de pocas palabras, pero con un gran sentido del humor, a veces un tanto negro. Fue Alexandra quien me autorizó a publicar en mi blog, con fines divulgativos, los relatos de su padre y abuela.

En marzo de 2017 tuve la oportunidad de hablar por teléfono con Ana Miralles, prima hermana de María Guéra (gracias al hijo de Ana, José Javier Rey Miralles que me contactó por correo electrónico después de leer  una antigua entrada de  mi blog dedicada a estos dos autores). Así he podido añadir algunos datos más a esta historia literaria, que sigue teniendo mucho de misterio y se va completando fragmento a fragmento: el padre de María Guéra era cónsul de Suiza en España. Se trataba, pues, de una familia acomodada. María estudió en un colegio de las Damas Negras, en Madrid. Poseía una amplia cultura y hablaba varios idiomas. Su prima hermana la recuerda como una mujer muy elegante y con apariencia de extranjera, y a su hijo como un joven muy inteligente. Sin embargo, a raíz del nacimiento de Arturo, hijo no matrimonial, en 1953, la existencia de María cambió radicalmente y pasó algunos momentos difíciles. Parece que vivió entre España, Suiza y América Central, donde, como ya he explicado antes, se había radicado su hijo Arturo, aunque este viajaba mucho por su trabajo. La muerte de Arturo, cuando todavía era muy joven, debió suponer para María un golpe muy duro, pues le tenía un gran apego. Por otra parte, parece que nadie en su familia supo en aquel momento que escribía y menos ciencia ficción y terror.

Ese mismo año de 2017 se puso en contacto conmigo otro familiar de Guéra y Mengotti. Esta vez se trataba del sobrino de María Guéra, hijo de un hermano de esta, y primo por tanto de Arturo. Su nombre es Alfredo Guéra. Él me indicó que el apellido «Guéra» se escribe con tilde, y nos facilitó importantes datos sobre María, gracias a los cuales pude localizar su certificado de nacimiento y conocer el año de su muerte, 1994. Paz María Antonieta Guéra Miralles (tal era su nombre completo, familiarmente era conocida como «María Paz») nació en Madrid, en 1920. Tenía nacionalidad suiza, ya que su padre, Alfredo Guéra, constaba como natural de Thielle-Neuchatel, Suiza (Alfredo Guéra me informa no obstante que su lugar de nacimiento auténtico fue Berna), aunque su madre, Antonia Miralles, había nacido en Madrid. María fue alumna asimismo del Instituto Escuela (que era parte de la Institución Libre de Enseñanza creada por Giner de los Ríos), un espacio educativo del que ella hablaba con mucho agrado. En cuanto al padre de su hijo, Arturo Mengotti Arnaiz, era hijo a su vez de un cónsul de Suiza en España, igual que María, y como en el caso de esta, la familia tenía orígenes suizos. Arturo Mengotti padre fue una persona bastante acomodada y, curiosamente, uno de los primeros jugadores del Real Madrid, junto a uno de sus hermanos. Aunque estaba casado, se ocupó del hijo que había tenido con María y le ayudó económicamente para su educación. Arturo hijo convivió con parte de su familia paterna. Según relata Alfredo Guéra, tanto su tía como su primo eran personas extraordinariamente cultas y muy inteligentes. María Guéra murió en 1994 y está enterrada, como Arturo, en el cementerio de la Almudena.

En 2015,  la profesora de Universidad e investigadora Teresa López Pellisa,  la escritora Sofía Rhei  y yo  iniciamos el proyecto de una antología histórica de escritoras españolas de ciencia ficción, entre las cuales propuse que se incluyera a María Guéra y sus cuentos escritos en colaboración con Arturo Mengotti. En la presentación que aparece en el número especial que les dedicó la revista Nueva Dimensión, antes citado, Arturo Mengotti explica: «Al principio de nuestra producción, yo pensaba los argumentos y los escribía en tres o cinco folios a máquina, y después mi madre los desarrollaba y les daba su estilo especial. Pero, poco a poco, he pasado de imaginar los cuentos a desarrollarlos conjuntamente con mi madre». No obstante, ha de tenerse en cuenta que el escritor tenía en ese momento diecisiete años y, cuando ambos empezaron a publicar, en 1968, quince. Aunque a su edad se puede poseer una imaginación portentosa, tener buenas ideas, desarrollar argumentos y lograr un buen estilo, la cultura que se transluce en los relatos de este dúo parece reflejar mucho más la intervención de María Guéra. Nunca llegaremos a saber cuáles fueron las aportaciones de cada uno de ellos en sus textos. Personalmente creo que María alentó esa imaginación de su hijo y su afición a la literatura de ciencia ficción, que compartía. Escribieron juntos aquellos relatos, quizás también como un vínculo especial también entre ambos, que los hacía únicos, especiales, diferentes, y los unía más. No tengo ningún dato que avale esto, de modo que estoy a mi vez dejando volar mi imaginación, seducida por la curiosa historia de ambos.
Ignoro si María Guéra y Arturo Mengotti continuaron escribiendo, sería interesante imaginar lo que hubieran logrado de hacerlo. Me gustaría que este artículo fuera un homenaje a ambos, en especial a aquella mujer adelantada a su tiempo.

BIBLIOGRAFÍA DE MARÍA GUÉRA Y ARTURO MENGOTTI

─«Aborrece la sal», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971 pp. 67-90.
─«Herencia de sueños», Nueva Dimensión, nº 3, mayo-junio de 1968.
─«Cuando deliré», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, p. 43-66.
─«Herencia de sueños», Lo mejor de la ciencia ficción española. Barcelona, Martínez Roca, 1982, 139-154.
─«Herencia de sueños», Nueva Dimensión, nº 3, mayo-junio1968.
─«Herencia de sueños», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, p. 9-22.
─«El hombre de oro», Nueva Dimensión, nº 8, marzo-abril 1969, p. 119-127.
─«No todo mi ser morirá», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp. 91-114.
─«Nosotros amamos la luz», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp. 23-42.
─«Se cerraron como un rollo de pergamino», Nueva Dimensión, nº 23, junio de 1971, pp. 119-128.
─«Si podéis penetrar en los gérmenes del tiempo», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp. 115-128.

 Si queréis leer algunos cuentos de estos dos autores, podéis encontrarlos en este enlace: RELATOS DE MARÍA GUÉRA Y ARTURO MENGOTTIILos relatos han sido publicados con el permiso de Alexandra Mengotti, nieta de María Guéra e hija de Arturo Mengotti. La finalidad es únicamente divulgativa, dada la dificultad de localizar las publicaciones donde aparecieron.